en la quietud de la noche,
como una agonía, como un reproche,
un alma en pena cantaba así:
de milongas, calaveras y gente bien,
en tu calle de vicios y de orgía
maté mis alegrías, mi único edén.
Corrientes calle de vicios
donde ilusa marchité mi juventud.
Entre el brillo de tus luces esplendentes,
mareada y sonriente, perdí mi juventud.
sola y triste con mi pena,
arrastrando una cadena
de amargura y sinsabor.
sufro sola mi caída
y a cada paso mi vida
llora de angustia y dolor.
una noche me embriagaste con tu mal
y fue tanto el veneno que me diste
que nadie resista tu brillo fatal.
Corrientes calle maldita,
no te cambio jamás por mi arrabal.
Aunque a veces quisiera abandonarte,
no puedo dejarte, calle de mi mal.
mi hogar, mis hermanitos,
que de pena probrecitos
sufren lo mismo que yo.
Ya mi honor y la verg"enza
para siempre la he perdido
y hasta mi carne he vendido
para que hablar del pudor!
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